miércoles, 26 de octubre de 2011
MOTIVACIÓN Y CONCEPTOS
El apego, la sexualidad, el reconocimiento, la agresividad, son conceptos, conceptos con los que intentamos comprender al ser humano. Pero conviene no olvidar que ni el animal ni el ser humano recién nacido se mueve por conceptos sino por reflejos y tendencias espontáneas. Por eso los conceptos son engañosos aunque imprescindibles (como la empatía y la intuición), pues los tomamos por objetos reales. Aún así, parece que hay tendencias más básicas e innegables, como aquellas a las que se alude con el concepto de "apego", y otras, posiblemente emparentadas con él, derivadas y tamizadas por el lenguaje, como es el reconocimiento, el deseo de dominio, etc. Me parece que la destructividad no es una motivación básica aunque pueda ser una consecuencia de la conducta espontánea, en cambio está claro que es una respuesta más o menos voluntaria a la frustración o una defensa ante el ataque.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El Psicoanálisis y los orígenes del sujeto contemporáneo
Véase mi conferencia: El Psicoanálisis y los orígenes del sujeto contemporáneo. https://www.youtube.com/watch?v=_gVkVmZSCUI&t=5327s
-
La reciente lectura de un magnífico artículo sobre el 'enactment', escrito por el colega chileno André Sassenfeld y publicado en la...
-
Freud comenzó proponiendo una explicación biologicista de la motivación humana, la libido, encuadrada en lo que a veces se ha denominado “te...
-
La división clásica en psicoanálisis freudiano es entre neurosis y psicosis; Freud entró más tarde a estudiar las perversiones. También rea...
5 comentarios:
Este tema me ha llevado a releer unas notas sobre la revisión de Manuel Abad hace del artículo "Teoría de la intersubjetividad y el dilema de la motivación intersubjetiva", de Robert P. Drozek. Revista nº 37 de Aperturas.org.
Al fina de la misma cita: "...lo más humano de la relacionalidad intersubjetiva: el hecho de que valoremos a otros sujetos, de que incluso los amamos de un modo que no es reducible a la libido, o a la búsqueda de objeto, o al apego".
Indudablemente, siempre hay un más allá, o, como decía el maestro francés, un resto no simbolizable.
Gracias LMG por su comentario.
Estimado compañero:
Tus comentarios y reflexiones invitan al pensamiento, a la crítica y son un estímulo a la vitalidad de nuestra ciencia común.
Si bien en casi todas tus reflexiones estoy de acuerdo y de ellas aprendo, en una no estoy de acuerdo, posiblemente debido a mi ignorancia. Pero tu afirmación "... conviene no olvidar que ni el animal ni el ser humano recién nacido se mueve por conceptos sino por reflejos..." es, bajo mi punto de vista, errónea.
Los animales, como señala la psicología comparada, sí tienen conceptos y se mueven por muchos de ellos. Tienen conceptos espaciales, temporales, con lógicas a veces similares a nosotros, en ocasiones con lógicas distintas. Los animales tienen sonidos que funcionan como palabras, esto es, simbolizan, si quiera de modo simple, conceptos y tienen función comunicativa. Tienen conceptos como "más grande que" o "menos grande que"; sería largo dar una lista de ejemplos; pero los delfines incluso son capaces de aprender un lenguaje con gramática; no simplemente transmitir sonidos que representan o simbolizan amenazas, comidas, sexo, etc.
No debemos olvidar que procedemos de especies comunes, si bien creo que lo que quieres señalar es que la capacidad simbólica del ser humano es tan compleja y sofisticada que implica saltos cualitativos respecto de la inmensa, que no la totalidad, de animales. Los animales funcionan con conceptos y desde luego los aprenden rápido. Ahí están numerosos ejemplos del aprendizaje de palomas; las cuales son incluso capaces de distinguir entre un cuadro de Picasso y Matisse, cosa que muchos estudiantes de Bellas Artes serían incapaces. Otra cosa sería a qué nos referimos al nombrar la palabra "concepto" y en esto puede estar la discrepancia. Adicionalmente, creo que los niños son grandes teóricos, como señalaba André Green, necesitan de teorías para moverse en el mundo: necesitan saber si mamá es buena o mala; necesitan aunque sea en niveles de simbolización rudimentarios, los conceptos de "bueno" y "malo" "dentro-fuera"; es decir, conceptos deben tener desde, posiblemente, el inicio de la vida; el problema es dilucidar el nivel de simbolización (y por ende, de representación linguistica) de tales conceptos. Es decir, habría conocimientos innatos sin los cuales no sería posible funcionar en el mundo. Conocimientos innatos resultados de un largo proceso filogenético. Sólo hay que echar un vistazo a cualquier libro de psicología evolucionista para conocerlos. Por ejemplo, nadie nos tiene que enseñar, ni a un bebé siquiera, que no se puede traspasar una pared sólida. De alguna forma tiene ese conocimiento, si bien, como antes señalaba, el núcleo de la cuestión no es la existencia de conceptos, sino sus niveles de simbolización. Quizá debamos hacer nuestra la frase de Luc de Clapiers: "Las emociones han enseñado a la humanidad a razonar", entendiendo que tales emociones pueden representar proto-pensamientos, en el sentido que proporcionan información a la persona en base a la cual esta actúa y sin la cual posiblemente no le sería posible la supervivencia. De ahí la tan de moda "inteligencia emocional" ¿una contradictio in adjecto? Yo creo que no.
continuación...
Creo que hacer una distinción tan categórica entre funcionamiento a base de reflejos, instintos de animales y recién nacidos por una parte.. y pensamientos y conceptos por la otra, nos situaría en una posición cartesiana, emoción versus razón, que no parece sustentarse al día de hoy con los conocimientos neurocientíficos aunque estas dicotomías nos sean necesarias para organizar nuestro pensamiento.
Por otra parte, estoy de acuerdo contigo que la destructividad sea una respuesta a la frustración o defensa ante el ataque. Más cuestionable bajo mi perspectiva sería considerar la destructividad como consecuencia de una "conducta espontánea", ya que no entiendo la expresión "conducta espontánea". Si por espontánea entendemos "no intencional", estaría en desacuerdo, ya que no considero que haya ninguna conducta que no tenga una intención,si bien, como antes señalaba respecto a la simbolización, podamos establecer una gradación en niveles de intencionalidad y concienciación/mentalización de la misma. Yo considero que la destructividad puede ser una consecuencia "no buscada" de una motivación intrínseca, consciente o no. Tal motivación, aquello que nos "mueve o empuja a" puede tener distinta naturaleza: ser una necesidad fundamental, incluso de apego; un deseo, etc.
Gracias nuevamente por movilizarme mi cerebro-conectado-al-tuyo!
Estimado Frank. Me siento muy feliz de provocar tu catarata de argumentación, siempre sólida y siempre bienvenida. Como ocurre casi siempre, al final estaremos de acuerdo en lo fundamental y sólo nos separará alguna forma de expresión. La frase que citas"... conviene no olvidar que ni el animal ni el ser humano recién nacido se mueve por conceptos sino por reflejos..." considero que es defendible por diversos caminos. Para empezar, por concepto entiendo una descripción o representación verbal o fácilmente verbalizable por el sujeto que lo utiliza. Desde ahí, recuerdo la diferenciación de fases que hace Piaget entre inteligencia sensoriomotriz, operaciones concretas y operaciones abstractas. El recién nacido, sea animal o humano, no tiene capacidad para manejar las operaciones abstractas, mediadas por el lenguaje, ni la necesita. Es en esa última fase en la que se pueden elaborar propiamente conceptos. Conceptos que luego utilizamos para intentar explicarnos el comportamiento del bebé, del animal y de la física cuántica, cuyo comportamiento cumple una función, no sé si siempre, pero desde luego no tiene una intención porque la intención necesita del enunciado, del concepto. Tampoco pretendo idealizar al concepto (esto casi es un pleonasmo) pues siento que hasta dónde su función consiste únicamente en disimular la emoción o pasión que yace debajo. Puedo sugerir que tu cerebro sobrevalora las explicaciones racionales, pero no es tu cerebro, sino Frank, la persona con la que en la próxima oportunidad propicia me tomaré una caña, quien quizá a veces se engancha en argumentos racionales o científicos. El que las personas estamos juntas y hablamos es una experiencia directa, el que nuestros cerebros se comunican podría ser una hipótesis pero no. Aunque la hipótesis más acreditada es que el cerebro es el órgano fundamental para nuestra organización social y nuestra cultura, con la que, cómo no, yo también estoy de acuerdo, proclamo que la comunicación se da entre personas.
Publicar un comentario