jueves, 5 de septiembre de 2013

INDIVIDUO Y MOTIVACIÓN


Cuando intentamos definir la motivación desde un punto de vista relacional nos enfrentamos, de forma inadvertida casi siempre, con el problema de que ya de inicio estamos planteando que el individuo tiene una necesidad, de apego o contacto, de reconocimiento, afiliación o lo que sea. Entonces es cuando el otro entra en escena, pues es necesario. Pero cuando imaginamos esta operación ya estamos dando por supuesta la existencia de entidades separadas yo-necesidad-otro y, si acaso, reconociendo la reciprocidad otro-necesidad-yo. La realidad, sin embargo, es más complicada, a pesar de ser más simple. El mero planteamiento de la necesidad es social por definición; toda necesidad es social aunque se refiera a los elementos más básicos de la subsistencia: comida, agua, aire. En situaciones de escasez los consumo, si puedo, a espaldas de los otros, pero pensando en los otros, con culpa u odio, o indiferencia. Es en el contexto de todos donde surge mi necesidad como algo que puede ser mío propio. Seré grandioso en mi humildad adsorbiendo a todos los otros, o me disolveré con egoísmo ente todos, como un santo. Desde el primer momento, siguiendo a Winnicott, el bebé y la madre forman una unidad de motivación. El llanto del bebé, diría entonces, es un emergente del sufrimiento que surge  en ambos.

 

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