domingo, 28 de junio de 2020

Máster en Psicoterapia Relacional - 17ª promoción: 2020-21

Máster en Psicoterapia Relacional - 17ª promoción: 2020-21 

El Centro ÁGORA RELACIONAL  y el CENTRO DE ESTUDIOS SISTÉMICOS organizan conjuntamente el 

MÁSTER EN PSICOTERAPIA RELACIONAL, y los estudios conducentes al Máster: ESPECIALISTA EN PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA RELACIONAL y ESPECIALISTA EN PSICOTERAPIA SISTÉMICA Solicite información y reserve su plaza en: gformacion@psicoterapiarelacional.com  INCLUYE CURSOS ON-LINE Y PRESENCIALES.

Programas actualizados en 2020 - Importantes novedades

Inscripción abierta para 2020/21. Plazas limitadas.

 También trayectoria Mixta: Online/Semi-presencial de los Estudios en Psicoterapia Psicoanalítica Relacional. Matrícula abierta

Leer más

jueves, 4 de junio de 2020

LA SESIÓN ALEXITÍMICA




La cuestión de sí con alexitímicos se corre el riesgo de que la sesión se vuelva igual, alexitímica, por lo poco que conozco, diría que sí. Se podría pensar que la terapia va a ayudar a que el paciente psicosomático simbolice más, pero, según dice algún autor de la escuela de Marty, después de muchas sesiones sin hablar mucho, los pacientes mejoran y se van muy agradecidos por el servicio prestado. Conclusión, muchas veces lo presimbólico se resuelve en el espacio de lo presimbólico.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Queridos y queridas colegas,
Ayer,  Steven Kuchuck, Presidente del Board of Directors de IARPP nos ha transmitido la triste noticia de la reciente pérdida de Philip Bromberg (1931-2020).
Compartimos con vosotros y vosotras su mensaje y mostramos nuestras mas sinceras condolencias a su mujer Margo Bromberg, familia y amigos.
Siempre apreciaremos el gran legado de enseñanzas y experiencias que ha aportado a la comunidad relacional.
"Con gran pesar, anunciamos que Philip Bromberg ha fallecido esta mañana temprano, el 18 de mayo de 2020, de causas naturales. Philip fue uno de los fundadores de IARPP y del Centro Stephen Mitchell de Estudios Relacionales, un antiguo y estimado miembro de las instalaciones del Programa Postdoctoral en Psicoterapya y Psicoanálisis de la NYU y el William Alanson White; un apreciado profesor, supervisor, analista, amigo y mentor para muchos de nuestra comunidad.
Sus enseñanzas y publicaciones, especialmente en temas de la disociación en el funcionamiento mental normal y menos adaptativo, multiplicidad, enactment, trauma y el proceso de curación y crecimiento a través de las relaciones humanas, han influenciado generaciones de clínicos a lo largo del mundo. Sus reflexiones fueron extraordinarias, su escritura profunda y a menudo poética.
Ha sido requerido que, en lugar de flores, las contribuciones en honor a Philip se envíen al programa de formación psicoanalítica que uno prefiera.
Con solidaridad y una enorme apreciación por todo lo que Philip ha dado generosamente a nuestra comunidad relacional y más allá de ella,
Steven Kuchuck e IARPP Board of Directors"


viernes, 3 de abril de 2020

FALLECIMIENTO DE HUGO BLEICHMAR

Nos llega la noticia del triste fallecimiento en Madrid del gran psicoanalista Hugo Bleichmar, por todos conocido y apreciado debido a sus relevantes aportaciones a la clínica y a la teoría y como persona. Siempre será recordado por su brillante docencia, por la creación de la revista "Aperturas Psicoanalíticas" y por su desarrollo del modelo modular-transformacional, que se plasmo en una de sus obras más destacadas: "Avances en Psicoterapia Psicoanalítica. Hacia una técnica de Intervenciones específicas". Desde aquí queremos expresar nuestras condolencias a su esposa, Emilce, sus familiares y allegados de la Sociedad Forum de Psicoterapia Psicoanalítica.

lunes, 9 de marzo de 2020

CONTRATRANSFERENCIA




Por contratransferencia se entiende la experiencia subjetiva y las reacciones, principalmente inconscientes, que surge en el analista a partir de su implicación en la terapia con un paciente concreto.
Es de advertir que en los textos de Freud la transferencia aparece como un descubrimiento, mientras que la contratransferencia es algo con lo que hay que tener cuidado (Harris, 2005). Mientras que frente al fenómeno de la transferencia pudo oponer su genio analítico y transformarla de un obstáculo en una ventaja, no ocurrió lo mismo con la contratransferencia, que siempre consideró un hecho desgraciado. En su artículo de 1910 (El porvenir de la terapia psicoanalítica), la definió como la influencia que ejerce el paciente sobre los sentimientos inconscientes del analista, postura oficial por más de cuarenta años. El analista debe ser capaz de reconocer el fenómeno y dominarlo, para lo que recomienda el análisis previo y proseguir con el autoanálisis, cuando no retomar urgentemente el propio análisis. En 1915 (Observaciones sobre el Amor de Transferencia) pone sobre aviso: hay que desconfiar de la propia contratransferencia.
La visión más actual plantea que de ninguna manera se puede afirmar que transferencia y contratransferencia sean fenómenos que ocurren por separado, destacando en especial los aspectos no verbales en el manejo de la transferencia, y reduciendo así el rol de la interpretación como instrumento casi exclusivo de la cura analítica. Winnicott, en sus dos artículos – Odio en la Contratransferencia (1947) y La Agresión en su relación con el desarrollo emocional (1950) – considera que la agresividad y el odio del analista son inevitables, pero muestra su utilidad clínica. El odio sirve para marcar los límites – tan necesarios en el desarrollo como en la terapia – y facilitar el crecimiento y la separación futura. De especial importancia es el odio que se produce en el analista al final de la sesión. Bollas (1979, 1987) está interesado por la actividad de holding que, habitualmente se mueve en el registro preverbal. Postura semejante es la que mantiene Fonagy y Target (1996) sobre la mentalización. Estos autores describen el proceso diádico que lleva al desarrollo de la capacidad de mentalización en el niño. Para que el niño sea capaz de reflexionar sobre sus propios estados mentales, de jugar con sus pensamientos y moverse con confianza entre las percepciones de sus propios pensamientos, de la realidad exterior y de los pensamientos de los demás, debe tener la experiencia de un adulto que piense sobre su pensamiento – que imagine sus pensamientos y que los refleje hacia él de vuelta en una forma mejor elaborada. De manera análoga, el psicoanálisis, donde el psicoanalista piensa y habla sobre el pensamiento del paciente, puede servir para reparar defectos globales o focales en la capacidad de mentalización del paciente.
            Por la misma época de Winnicott, Ida Macalpine (1950) consideraba que la contratransferencia era inevitable pero estaba siendo desatendida a menudo por los analistas, debido a los rastros de técnica hipnótica que todavía quedaban y que deberían ser eliminados. No sin dificultades, la aportación más destacada a la elaboración conceptual de la contratransferencia hubo de venir de la escuela kleiniana con una comunicación de Paula Heimann (1950) que resaltó su importancia como instrumento. Encontró que muchos candidatos se sentían culpables cuando tomaban conciencia de que experimentaban algún tipo de sentimiento hacia sus pacientes y pretendían controlar toda respuesta emocional y mostrarse “despegados” (detached). Recuerda que Ferenczi – autor que por entonces no se solía citar - reconocía no solo que los analistas experimentaban una gran variedad de sentimientos hacia sus pacientes, sino que también recomendaba que a veces se debían expresar de manera abierta. Para la tradición clásica del psicoanálisis actual esta parece ser la postura comúnmente aceptada – freudianos, psicólogos del yo, post-kleinianos - , la contratransferencia ya no se considera un problema sino un instrumento que aporta soluciones, una herramienta que permite indagar en el psiquismo inconsciente del paciente. Si el analista intenta trabajar sin tener en cuenta sus sentimientos, las interpretaciones que elabore serán pobres, pues la percepción inconsciente es más precisa que la concepción consciente de la situación. En su opinión, Freud recomendaba “reconocer y dominar” la contratransferencia, pero eso no quiere decir que se trate de un factor de distorsión ni que el analista deba volverse frío y distante, sino que debe utilizar su respuesta emocional para acceder al inconsciente del paciente. Eso no significa, sin embargo, que sea correcto que el analista comunique sus sentimientos al paciente, que pueden constituirse en una carga insoportable para éste. Heimann afirma que la contratransferencia del analista es parte esencial de la relación analítica, pero, sorprendentemente, considera que es la creación del paciente: la contratransferencia, afirma, es una parte de la personalidad del paciente.
También procedentes de la escuela kleiniana son las siguientes aportaciones al concepto de contratransferencia a las que nos vamos a referir. Heinrich Racker (1968) diferencia dos tipos de contratransferencia, concordante y complementaria, según la forma en que el terapeuta se identifica con el paciente. En la primera, se identifica con el yo y el ello del paciente, en la segunda, con los objetos internos, acepta los roles asignados por el o la paciente, mediante la identificación proyectiva.  Por ejemplo, el o la paciente puede proyectar sobre el o la terapeuta su padre introyectado. Entonces, dice Racker, el analista debe identificarse con el objeto interno del paciente, y desplegar sentimientos – por ejemplo, enfado, resentimiento – coherentes con ese padre introyectado. Es una proyección inconsciente del terapeuta cercana a la empatía. Si el terapeuta no es consciente de lo que está pasando, se comportará como dicho padre introyectado y repetirá la experiencia que llevó a que se formara la neurosis del paciente. Este fenómeno fue categorizado por León Grinberg (1962) como contraidentificación proyectiva.
De las escuelas tradicionales han sido los kleinianos los que, como podemos observar, han realizado un análisis más minucioso y completo de la contratransferencia, y de la relación transferencia-contratransferencia como una situación total (Joseph, 2001), pero siempre bajo la connotación de que la contratransferencia del analista, si bien es un instrumento valioso,  viene principalmente determinada por la transferencia del paciente y toda influencia propia habría de ser aislada y eliminada. Ahora pocos defenderían que la contratransferencia del terapeuta es una creación exclusiva del paciente. Por muy completo que sea nuestro análisis personal - si es que existiera un análisis “completo” -, no dejaremos de “transferir” sobre el paciente aspectos de nuestra propia personalidad, en ese campo de creación mutua. Frente al ejemplo de Racker, si el paciente trata mal al analista, porque lo identifica con su padre, y el analista reacciona con resentimiento, esto puede producirse simplemente porque se siente maltratado, no porque se identifique de ninguna manera con ese padre. Como afirma Eagle (2000), los sentimientos de resentimiento como respuesta a los ataques son una reacción a estos mismos, más que una identificación con los objetos internos del atacante.
Richard Lasky (2002) sugiere una distinción más precisa entre la contratransferencia como un impedimento del proceso y un concepto diferente, el instrumento analítico, como un facilitador, un modelo para la sintonización empática. Aunque ahora es habitual mezclar el concepto de contratransferencia con el de instrumento analítico, hay que recordar las denotaciones y connotaciones negativas del primero. En uno de los artículos de 1912 (Consejos al Médico sobre el Tratamiento Psicoanalítico) Freud propone que el analista debe orientar hacia lo inconsciente emisor del sujeto su propio inconsciente mediante la atención flotante, como órgano receptor, sirviéndose así de su inconsciente como de un instrumento. Por otra parte, no ha de tolerar en sí resistencia ninguna que aparte de su conciencia lo que haya descubierto. Poco después cita favorablemente la recomendación de Stekel de que el analista debe someterse a un análisis previo para evitar esos puntos ciegos.
El concepto freudiano de instrumento analítico puede tomarse, con ciertas modificaciones como antecedente del de observación participante, tomado de las ciencias sociales – en concreto de la antropología cultural – que Harry S. Sullivan introdujo en el psicoanálisis interpersonal norteamericano de los años cincuenta. El psicoanálisis relacional actual integra los fenómenos antes dispersos de transferencia y contratransferencia en un “campo” co-construido como es la relación entre terapeuta y paciente. El acento se pone, si utilizamos las palabras de Stephen Mitchell (1988) en la matriz interaccional que se construye, tanto con la transferencia como con la contratransferencia, y en la capacidad mutativa de la interacción analítica, y no sólo de la interpretación. La transferencia no simplemente se completa con la contratransferencia, sino que la situación analítica es una construcción común de analista y paciente. El enfoque relacional en psicoanálisis se enmarca en la superación de la dualidad clásica sujeto-objeto (interior-exterior), también de la descripción del comportamiento como una secuencia de acción y reacción o de agente y paciente.
Frente al riesgo que advertía Paula Heimann, la actual práctica relacional está indagando sobre los aspectos curativos del propio desvelamiento del terapeuta, no solo de los sentimientos contratransferenciales, sino también de su naturaleza y raíz en la historia personal y la personalidad del terapeuta. Desde la actual psicología del self, en lugar del principio de abstinencia se prefiere hablar de responsividad óptima (Bacal y Herzog, 2003).  El terapeuta que funciona en el registro de la responsividad óptima tiene en cuenta tanto los marcadores o señales que el paciente da de lo que espera de las respuestas del terapeuta, como las reacciones del paciente a las respuestas percibidas. Estas señales, presentes desde los primeros contactos, dan información muy valiosa sobre las necesidades de objeto sí-mismo que no han  sido satisfechas por los cuidadores anteriores. La oportunidad que ofrece la relación terapéutica se constituye como una segunda oportunidad para el desarrollo emocional,  dentro del proceso analítico, que se ofrece, según comenta Ávila (2005). como una relación desconfirmadora de lo patógeno, con las características de un vinculo fundante complementario.
Los investigadores del llamado Grupo de Boston (Boston Change Process Study Group, 2002, 2003) han propuesto que centremos nuestra atención en el conocimiento relacional implícito, y en la relación implícita compartida, que está en la base de las formas de estar paciente-terapeuta. Aunque dicho conocimiento, que se expresa en cada nuevo vínculo, no esté representado simbólicamente, tampoco está reprimido o filtrado por las defensas. Está y actúa, podemos tener alguna experiencia intuitiva de él que no puede ser formulada – salvo a posteriori - como conocimiento declarativo. En este registro se encontraría el concepto del enactment propuesto por los defensores del psicoanálisis relacional e intersubjetivo (p. ej. Hirsch, 1998; Maroda, 1998). “Enactment” es una conjunción intersubjetiva en forma de puesta en escena entre los dos partícipes del vínculo, basada frecuentemente en la sintonía comunicacional a nivel local,  que puede incluir patrones de experiencia derivados de procesos  antes categorizados de transferencia-contratransferencia. Es una escena breve y de intensa carga emocional, en la que ambos actúan, y que a posteriori adquiere un valor y sentido funcional al vínculo terapéutico y al proceso de cambio, sobre todo en la medida en que es reconocido y explorado por ambos en la mutualidad de experiencia que ha implicado.
A partir de J. Sandler (1976) se empieza a considerar el enactment  como un hecho inevitable en el trabajo clínico, necesario para la creación de una relación de vínculo, sin por ello perder la neutralidad analítica. Si el paciente propone un rol y el analista no lo actúa, se corta un proceso de forma prematura, lo que es también una actuación de represión,  restricción o  prohibición del analista. Así pues -según Sandler-  haga lo que haga el analista, siempre actúa, actuación que está apoyada en las propias relaciones internas del analista. Se cuestiona así la idea de un analista que interpreta una realidad en el paciente, desde fuera. Sin embargo el analista es siempre alguien que participa, actúa y luego intenta explicar algo de lo que ha ocurrido entre los dos. Al recuperarse el intercambio de siempre, lo sucedido debe ser comprendido como una puesta en acto de  una escena intersubjetiva.
Uno de los asuntos más debatidos desde el psicoanálisis relacional es la posibilidad de mostrar o desvelar la propia contratransferencia (self-disclosure) ante el paciente (Cf. Renik, 1995; Meissner, 2002). Por ejemplo, muchos analistas y terapeutas de orientación analítica aceptarán hoy en día que cuando se ha cometido un error, por ejemplo decir algo que con toda evidencia puede ser vivido por el paciente como un insulto o menosprecio, el terapeuta debe reconocerlo. El siguiente paso que consistiría en explicar al paciente con más detalle las razones históricas y hasta ese momento en su gran parte inconscientes, que llevaron al terapeuta a cometer el citado error,  puede tener su lugar en un momento determinado de la terapia y ante un paciente que haya alcanzado el suficiente nivel de integración. A veces este tipo de aproximaciones son las más indicadas para favorecer el proceso de separación al final de una terapia. Por otra parte, aunque el enfoque relacional sea crítico con la extremada asimetría con que algunos han entendido el análisis ortodoxo, debe quedar bien establecido que la relación terapéutica nunca podrá llegar a ser totalmente simétrica. La psicoterapia siempre será un proceso de influencia mutua pero, inevitablemente, asimétrica por la diferenciación de roles derivada de la especial responsabilidad y autoridad del terapeuta.


Ávila Espada, A. (2005). Al cambio psíquico se accede por la relación. Intersubjetivo, 2, 195-220.

Bacal, H.A. y Herzog, B. (2003). Specificity theory and optimal responsiveness. An Outline. Psychoanalytic Psychology, 20, 4, 635-648.

Boston Change Process Study Group (2002). Report III: Explicating the implicit. The Local level and the Microprocess of Change in the Analytic Situation. International Journal of Psycho-Analysis, 83, 1051-1062.

Boston Change Process Study Group (2003). Thesomething more” than interpretation revisited: Sloppiness and co-creativity in the psychoanalytic encounter.  Journal of the American Psychoanalytic Association, 53, 3, 693-729. (BCPSG IV)

Eagle,  M.N. (2000). A critical evaluation of current conceptions of transference and countertransference. Psychoanalytic Psychology, 17, 24-37.

Fonagy, P. y Target, M. (1996). Playing with reality I. International Journal of Psychoanalysis, 77, 217-33.

Grinberg, L. (1962). On a specific aspect of countertransference due to the patient’s projective identification. International Journal of Psychoanalysis, 43, 436-440.

Harris, A. (2005). Transference, countertransference, and the real relationship. En Ethel S. Person, Arnold M. Cooper y Glen O. Gabbard (eds.) Textbook of Psychoanalysis. Washington DC: The American Psychiatric Publishing.

Heimann, P. (1950). On counter-transference. International Journal of Psycho-Analysis, 31, 81-84.

Hirsch, I. (1998).  The Concept of Enactment and Theoretical Convergence.  Psychoanalytic Quarterly, 67, 78-101.

Joseph, B. (2001). Transference. En Catalina Bronstein (ed.) Kleinian Theory. A Contemporary Perspective. Londres: Whurr, pp. 181-192.

Laplanche, J. Y Pontalis, J.B. (1968). Diccionario de Psicoanálisis. Barcelona: Labor, 1979.

Lasky, R. (2002). Countertransference and the Analytic Instrument. Psychoanalytic Psychology, 19, 1, 65-94.

Maroda, K. J. (1998).  Enactment.  Psychoanalytic Psychology, 15, 517-535

Meissner, W. W. (2002), The problem of self-disclosure in psychoanalysis. Journal of the American Psychoanalytic Association, 50, 3, 827-867.

Mitchell, S. (1988). Conceptos relacionales en psicoanálisis. Una integración. Mexico: Siglo XXI editores.

Racker, H. (1968). Transference and countertransference. Madison, CT: International University Press.

Renik, O. (1995). The ideal of the anonymous analyst and the problem of self- disclosure. Psychoanalytic Quarterly, 64, 466-495.

Sandler, J. (1976). Countertransference and Role-Responsiveness.  International Review of  Psycho-Analysis, 3, 43-47


miércoles, 29 de enero de 2020

NUEVA TEMPORADA DE CURSOS ONLINE: PSICOTERAPIA RELACIONAL

NUEVA TEMPORADA DE CURSOS ONLINE:
PSICOTERAPIA RELACIONAL
Teoría, Técnica e Investigación

El 15 de febrero de 2020 dará comienzo la nueva temporada de Cursos On-Line en ÁGORA RELACIONAL, acreditados por la Comisión de Formación Continuada de Profesiones Sanitarias de la Comunidad de Madrid, con validez en todo el Estado y de amplio prestigio internacional. Suponen una oferta actualizada de formación especializada, impartida y tutorizada por profesorado de amplia experiencia.

Como cursos de reciente creación, parte de la formación básica y especializada en Psicoterapia Psicoanalítica Relacional:
Perspectiva de Género en Psicoterapia Relacional (PGPR): Nos adentraremos en el pensamiento de Muriel Dimen, Jessica Benjamin, Nancy Chodorow, Adrienne Harris y Virginia Goldner y más contribuciones que nos ayudan a pensar con perspectiva de género en psicoterapia relacional. 6 créditos equivalentes a ECTS (100 horas on-line, más 50 horas de trabajo práctico del alumnado).
Renovadores de la Psicoterapia Psicoanalítica  (RPP4): PROFUNDIZACIÓN EN EL ESTUDIO DE LA OBRA DE W. BION. 6 créditos equivalentes a ECTS (100 horas on-line, más 50 horas de trabajo práctico del alumnado). Este curso facilita documentación y esquemas de apoyo para introducirse en la lectura de W. Bion, sus textos, obra e impacto en la clínica contemporánea. 
Renovadores de la Psicoterapia Psicoanalítica  (RPP5): INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE D.W. WINNICOTT. 6 créditos equivalentes a ECTS (100 h. on-line, más 50 horas de trabajo práctico). Se facilita documentación y esquemas de apoyo para introducirse en la lectura de Winnicott, su vida, obra e impacto en la clínica contemporánea. Se revisa al autor como uno de los pilares sobre los que surgirá el pensamiento relacional y uno de los principales transformadores del Psicoanálisis Contemporáneo, conectándolo con autores que han desarrollado facetas de sus ideas.
Nueva edición revisada del curso Introducción al Modelo Dinámico Relacional (IMDR). 6 créditos equivalentes a ECTS (100 horas on-line, más 50 horas de trabajo práctico). CURSO DE INICIO DEL MÁSTER EN PSICOTERAPIA PSICOANALITICA RELACIONAL y forma parte de los cursos para EXPERTO. Puede cursarse separadamente. 
Renovadores de la Psicoterapia Psicoanalítica
(RPP2): 
INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE HEINZ KOHUT. 
6 créditos equivalentes a ECTS (100 horas on-line, más 50 horas de trabajo práctico del alumno/a). 
Resultado de imagen
9 créditos equivalentes a ECTS. Este curso, desarrollado en nuestra nueva plataforma Moodle, introduce a los médicos/as, psicólogos/as y profesionales de la Salud Mental en la obra de autores de gran relevancia desde la perspectiva dinámico-relacional, a sus aportaciones teóricas y para la técnica psicoanalítica. El primer nivel (RPP1) está dedicado a la revisión de la vida, obra y aportaciones de Sándor Ferenczi, Ronald Fairbairn y Harry S. Sullivan. Curso acreditado con 11,2 créditos. ​Ver más

 

 
6 créditos equivalentes a ECTS. Nos adentramos en el pensamiento clínico de Doltó, profundizando en su lugar en la clínica contemporánea y en el psicoanálisis francés; abundante casuística que revisa sobre la práctica con el psicoanálisis de niños/as y adolescentesCurso acreditado con 13,8 créditosVer más



 
Nuestros Cursos Teórico-Técnicos aplicados a la clínica:
Nuestros Cursos de Grupos:
  • Curso TGSS: Teoría y Técnicas de Grupo para Servicios Sociales y de Salud. 6 créditos equivalentes a ECTS (100 horas on-line, más 34 horas de trabajo práctico del alumno y hasta 16 presenciales recomendadas en experiencia grupal intensiva). Forma parte del curso para EXPERTO EN PSICOTERAPIA DE GRUPO, también del Máster, y puede cursarse separadamente. Acreditado por la CFC de la CAM con 4,1 créditos.
  • Curso PGTC: La Psicoterapia de Grupo comotratamiento combinado: Modelos y técnicas actuales. 6 créditos equivalentes a ECTS (100 horas on-line de lecturas y trabajos tutelados para complementar y fundamentar la práctica grupal actual en el ámbito comunitario). Forma parte del curso para EXPERTO EN PSICOTERAPIA DE GRUPO, también del Máster, y puede cursarse separadamente. Acreditado por la CFC de la CAM con 12,8 créditos.
Cursos Metodológicos y Éticos para la Clínica:
Podéis consultar de la información detallada (programa de los cursos, precios, procedimiento de inscripciones,...) en éste enlace
 
​Estos cursos forman parte de nuestro sistema modular del Máster en Psicoterapia Relacional (Especialista en Psicoterapia Psicoanalítica Relacional / Especialista en Psicoterapia Sistémica) y de diferentes Diplomas de Experto, aunque todos ellos también pueden ser cursados de forma independiente y cuentan con acreditaciones de formación continua para Psicólogos Clínicos y Médicos.
 
Podéis hacer llegar esta información a cualquier persona que creáis pueda estar interesada. Existen condiciones especiales para los inscritos en los Estudios de Máster y Especialista en Psicoterapia Psicoanalítica Relacional, y los miembros del Instituto de Psicoterapia Relacional.
 
Más información sobre formación en: gformacion@psicoterapiarelacional.com

DE NUEVO CON LA PERSONALIDAD HISTÉRICA

Los últimos sistemas clasificatorios de los tipos de personalidad han estado a punto de eliminar la personalidad histérica o histriónica por...