(Del prólogo de Pedro Chacón)
En
primer lugar, no se trata tan sólo de que esta obra nos ofrezca reflexiones epistemológicas
internas al propio ámbito psicoanalítico que, a pesar de su necesidad, tan
escasamente han sido y siguen siendo abordadas en nuestro país. Además, juega a
su favor el que vengan avaladas por la competencia e idoneidad del autor para
esta tarea. Carlos Rodríguez Sutil es una rara avis en nuestro panorama
intelectual: por un lado, cuenta con una rigurosa formación en las plurales y
heterogéneas direcciones de la epistemología contemporánea que ha ido
ampliando, desde su tesis doctoral, con el estudio de las obras de los más
relevantes pensadores. Y, por otro lado, es un psicólogo que viene dedicándose
desde hace treinta años a la clínica, con una amplia experiencia como
terapeuta, complementada con una dilatada trayectoria formativa en los ámbitos
del psicodiagnóstico y psicoterapia de orientación psicoanalítica. Reúne pues
dos condiciones pertinentes para este proyecto de epistemología interna: la de
ser epistemólogo y la de ser psicoanalista.
Debe
subrayarse, en segundo lugar, que estas reflexiones epistemológicas no
pretenden constituir una Epistemología General del Psicoanálisis. Como su
título promete, se trata de vincular “Epistemología relacional y Psicoanálisis”,
o lo que es lo mismo, esclarecer la epistemología interna implícita en el Psicoanálisis
Relacional. Es bien sabido que el nombre “Psicoanálisis” no sólo engloba como
afirmó Freud tres cosas diferentes, una técnica, una teoría y un método de indagación,
sino que, a lo largo de más de un siglo de existencia, ha sido atravesado por
la pluralidad y diversidad hasta abarcar un complejo y abigarrado mundo de escuelas
y corrientes. La labor epistemológica, en este caso, se aplica, no sobre el
Psicoanálisis en general, sino sobre una de sus principales y más prometedoras
orientaciones contemporáneas: la psicoterapia y psicoanálisis relacional. Se
ahorra vaguedad y se gana en precisión.
El
análisis que lleva a cabo Rodríguez Sutil tampoco se limita a describir y
clarificar los procedimientos y estrategias metodológicas de la psicoterapia psicoanalítica,
sino que desvela y profundiza en sus supuestos epistemológicos y filosóficos. A
este respecto quisiera subrayar la relevancia de dos importantes conclusiones
de este análisis. Las dos son anticartesianas, y las dos tienen un carácter
ontológico: la primera es que el psicoanálisis relacional no asume el rasgo
individualista y egocentrista de la noción de sujeto humano instaurada en la
Modernidad por Descartes. Por el contrario, afirma el autor, sus supuestos
teóricos se ajustarían mejor a la concepción del Dasein, de ser-en-el-mundo,
propugnada por Heidegger, y a las teorías defendidas por el constructivismo
social. La segunda es igualmente rupturista pues implica el rechazo del
cualquier “fantasma en la máquina”, de la creencia implícita, desde el
racionalismo y el empirismo del siglo XVII, de la existencia y eficacia causal
de entidades mentales internas. El amplio conocimiento que Rodríguez Sutil
tiene de la obra de Wittgenstein le permite llevar a cabo en este libro una
lúcida crítica de las nociones de una mente interna y aislada y de su validez
como supuesto ontológico para cualquier teoría del psiquismo humano, incluidas
las que asumen lo inconsciente.
Estos
rasgos le sirven también a Rodríguez Sutil para marcar las diferencias entre el
Psicoanálisis Relacional y el Psicoanálisis clásico freudiano. Con razón éste
último ha sido reconocido por psicólogos y filósofos como una decisiva
subversión contra la autonomía y transparencia de la conciencia defendida por
Descartes, pero se olvida que los escritos de Freud siguen siendo cartesianos
en cuanto asumen implícitamente los dos presupuestos teóricos rechazados por el
Psicoanálisis Relacional: la concepción individualista del psiquismo, y el
dualismo ontológico de lo mental. Tan sólo me permitiré añadir que, a mi
juicio, la posición sobre el tradicional problema mente-cuerpo que se desprende
de los textos de Freud sería aquella que intentaría compatibilizar un monismo o
materialismo ontológico con un mentalismo o dualismo epistemológico.