· Reproduzco unas preguntas que me planteó hace no mucho un alumno y que son sin duda relevantes para entender ciertos aspectos de la teoría de la personalidad, a partir de los núcleos, y de la "técnica" analítica-relacional.
Tras la posición más arcaica (posición aglutinada), surge un proceso trimembre: separación-vinculación-individuación, que alumbra en secuencia la objetalidad - objetivación por un lado y el narcisismo - mismidad (self) por el otro. La posición aglutinada es en realidad una no-posición, es la fusión psíquica o no diferenciación. Se puede entender que a partir de ahí empieza el proceso (“dialéctico”, claro) de separación-vinculación-individuación, cada uno de cuyos vectores o movimientos predomina en cada una de las posiciones (esquizoide, confusa y depresiva, respectivamente), pero en cada posición están presentes los tres movimientos. De hecho en el adolescente se vuelve a producir con fuerza este ciclo dialéctico y en el adulto no deja de estar presente. Continuamente nos estamos separando, vinculando e individuando, creando al objeto y lo objetivo y también creándonos a nosotros mismos.
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El núcleo distribuye de un modo desigual a la
libido entre el yo y los objetos, y sesga de una forma peculiar las raíces
afectivas de la conducta. En el núcleo esquizoide la libido (el afecto amoroso) se queda sobre
todo en el propio sujeto, en el núcleo depresivo se coloca sobre todo en el
objeto, mientras que en el confuso se produce una oscilación.
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No hay una integración consistente de los
objetos persecutorios en estructuras estables, con el consiguiente riesgo de
retorno de lo proyectado. El sujeto con funcionamiento paranoide coloca la agresividad en el
otro pero esa agresividad y destructividad continuamente le está viniendo de
forma amenazante, no se queda fuera sin más.
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Características de cuando alguien no realiza
bien la separación sujeto-objeto. O bien esto ocurre en la posición
aglutinada, lo que supondría un fracaso evolutivo (esto no está claro, pero
podría tratarse del autismo o de las psicosis infantiles). En las tres
posiciones habituales la no separación se expresa de la siguiente manera:
o Esquizoide:
el objeto es una extensión de mí mismo, o son fragmentos persecutorios y
despersonalizados.
o Confusional:
por momentos me fundo con el objeto, por momentos me siento atacado y
rechazado.
o Depresivo:
situaciones de dependencia sin grandes oscilaciones, que se suelen producir en
las personalidades neuróticas (obsesivos e histéricos) y en los sumisos.
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Si el núcleo de la personalidad es una
estructura compuesta por los vínculos fundantes y esta estructura no existe en
la psicosis, ¿quiere esto decir que el psicótico no ha tenido un ambiente
“predecible” con el que poder establecer un modo de relación habitual? Precisamente eso querría decir,
que el ambiente no ha sido lo suficientemente acogedor como para que se
elaborara el núcleo. De todas formas, no te lo tomes de forma literal, pues hay
sujetos que desarrollan psicosis en ambientes familiares que, al menos en
apariencia, no son especialmente desestructurados.
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Cuando hablamos de que el exterior está
desinvestido, ¿quiere decir que para esta persona es más real su propio yo que
el entorno en el que se mueve? Digamos que está centrado en su yo. Pero el empobrecimiento del
entorno se acompaña de un empobrecimiento simultáneo del sí mismo. El entorno
puede presentarse como extraño e incomprensible, o bien, en sujetos muy
inteligentes (que también los hay), puede ser predecible pero sin provocar la
menor empatía.
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Ejemplo de líbido objetal-líbido narcisista. Yo te quiero a ti porque eres
mi hijo, vivimos juntos el día a día y veo que te esfuerzas y tienes buenos
sentimientos; o bien, yo te quiero a ti porque eres mi hijo, seas como
seas, pero especialmente si eres grandioso y confirmas que yo también lo soy.
Una parte de narcisismo siempre es necesaria.
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La atención flotante. No acabo de imaginar
cómo es esta atención. El terapeuta no se fija en nada en particular, pero…
algo tendrá que hacer ¿no? Este concepto de Freud ha sido
criticado recientemente. De forma más modesta, consistiría en dejar que el
paciente hable y elija los temas hasta que algo nos llama la atención y lo
señalamos. Hay muchos motivos para que algo nos llame la atención; para mí la
principal es que algo no encaja con el resto: un cambio de estilo, de energía,
de contenido; o bien algo contradictorio con cosas que se dijeron antes. El
señalamiento puede también ser una confrontación, una clarificación (a veces,
preguntar más en plan socrático), una interpretación o un comentario sobre la
sensación que nos produce. No debemos olvidar el contexto terapéutico, es decir,
el paciente, como persona, me está diciendo a mi algo, como persona, para
producir un efecto u buscando un resultado que no siempre es el que se enuncia
de forma explícita.
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¿Qué es la re-narcisización secundaria? Como te decía antes cierto amor
por sí mismo, equilibrado y proporcionado, es necesario para vivir
decentemente. La mayoría de las veces la terapia tiene que buscar esa
re-narcisización secundaria pues la primaria no se produjo adecuadamente.